Alternativas ¿viables? a la crisis humana que tenemos en casa

La intensificación de los conflictos, guerras y catástrofes a nivel global está impulsando a muchos seres humanos a abandonar sus países de origen en busca de un futuro más próspero. La grave situación que Grecia e Italia están viviendo las últimas semanas como consecuencia del agravamiento de conflictos como el que está teniendo lugar en Siria, ha supuesto un incremento exponencial del número de solicitantes de asilo que ha puesto contra las cuerdas tanto a los Estados que lo están sufriendo como a la Unión Europea en su conjunto. De los 300.000 solicitantes de asilo que había en el año 2004 se ha pasado a los más de 600.000 que hubo el pasado año 2014.

Es complejo dispensar la protección que muchos de ellos requieren como consecuencia de los múltiples peligros que sufren en sus países de origen, puesto que es sumamente complicado distinguir cuántos de ellos y quiénes vienen porque requieren dicha protección y cuántos por motivos exclusivamente económicos, lo que se conoce como flujos migratorios mixtos. Además, la pretendida Política Europea Común de Asilo no es verdaderamente común.

Lo cierto es que este crecimiento inédito e incesante de solicitantes de asilo e inmigrantes que arriban a las costas europeas ha llevado a que en los últimos años la Unión Europea haya aumentado sus esfuerzos por impedir que lleguen a Europa estas personas, generando con ello el indeseado efecto de incrementar los flujos de inmigración irregular impulsados por las mafias.

En medio de esta compleja vorágine de recientes acontecimientos la Comisión Europea planteaba el pasado mes de mayo un nuevo sistema de reparto de solicitantes de asilo entre los Estados Miembros de la Unión Europea con el objetivo de que no se responsabilicen de su llegada únicamente los Estados más vulnerables y sometidos a mayores presiones migratorias, como son los ubicados en el sur de Europa y en las rutas de inmigración mediterránea. Esta propuesta no ha estado exenta de polémica y desacuerdos entre los Estados Miembros, entre los cuales se halla la disconformidad de España.

El nuevo sistema se basa en un reparto de los solicitantes en función de cuatro variables, como son el PIB del Estado Miembro, el nivel de desempleo que presenta, la población que albergue y el número anterior de refugiados que el Estado en cuestión viniera asumiendo anualmente.

Independientemente de cuestiones ideológicas varias que preocupan a algunos Estados y en especial a algunos partidos políticos especialmente reticentes a la inmigración, lo cierto es que el sistema alternativo propuesto trae consigo importantes desafíos que como poco, retan su viabilidad. Para empezar, cabe preguntarse hasta qué punto hacer depender de variables económicas el número de solicitantes que un país debe asumir es una alternativa estable en el tiempo en la medida en que no hay nada más efímero y cambiante que variables económicas como el desempleo o el PIB.

Además conviene cuestionar también la capacidad de un país para absorber el número de refugiados que el nuevo sistema propone. España, por ejemplo, pasaría de haber concedido cerca de 6.000 solicitudes de asilo el pasado año 2014 a tener que asumir en torno a 60.000 el próximo año. Lejos de ser viable, es una propuesta a todas luces imposible de implementar en tan corto espacio de tiempo aunque sólo sea por cuestiones meramente administrativas y logísticas.

Por su parte y desde un punto de vista más jurídico, el sistema de cuotas sería difícilmente compatible, si no irreconciliable, con el sistema de Dublín actualmente vigente. La última de las reformas del Reglamento de Dublín se produjo el pasado año 2013, con la introducción de importantes mejoras relativas a los derechos humanos de los solicitantes de asilo. Un sistema de cuotas alteraría por completo el mecanismo que este reglamento regula y que lleva funcionando con una eficacia bastante aceptable desde los años noventa.

Lo cierto es que de un modo u otro, la Unión Europea debe dar respuesta al descomunal drama humano que cada día vemos en las portadas de todos los periódicos. Veremos por qué alternativa se decanta, pero desde luego por razones humanitarias, económicas y de estabilidad socio-política a la Unión Europea le conviene actuar con contundencia y prontitud.

Esta entrada fue publicada en Politica internacional y etiquetada , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Alternativas ¿viables? a la crisis humana que tenemos en casa

  1. Daniel dijo:

    Esta es la situación que ha vivido Estados Unidos con los millones de emigrantes que han llegado huyendo de las escasas oportunidades de salir adelante en sus países de origen, pero afectando la situación económica en EEUU y toda la infraestructura socioeconómica.

    Me gusta

Deja un comentario